DESEANDO AMAR (In the Mood for Love/ Fa yeung nin wa, Hong Kong-Francia, 2000)

Dirección. Wong Kar-wai/ Guión. Wong Kar-wai/ Fotografía a color. Christopher Doyle, Pung Leung Kwan y Ping Bing Lee/ Música. Michael Galasso, Shigeru Umebayashi/ Edición. William Chang/ Diseño de Producción. William Chang/ Vestuario. William Chang/ Producción. Wong Kar-wai, Yo-cheng Chang, Jacky Jee Wah Pang/ Con. Tony Leung (Chow Mo-Wan), Maggie Cheung Man-yuk (Su Lizhen, Sra. Chan), Roy Cheung (Sr. Chan), Paulyn Sun (Sra. Chow), Ping Lam Siu (Ah Ping), Man –Lei Chan (Sr. Koo), Tung Cho Cheung (hombre invitado al departamento del Sr. Koo), Rebecca Pan (Sra. Suen),Kelly Lai Chen (Sr. Ho), Szu Ying Chien (Amah), Duración. 95 mins.

SINOPSIS

La acción tiene lugar en Hong Kong al inicio de los años sesenta. Chow Mo-Wan, redactor en jefe de un periódico local y su mujer, alquilan un departamento en un edificio de Shangai el mismo día que Su Lizhen, secretaria de una compañía naviera y su marido. Son vecinos. Por motivos de trabajo sus respectivas parejas los dejan solos durante largo tiempo del día. Chow y Su se encuentran a menudo a solas en sus habitaciones y entablan una amistad. Chow descubre que sus respectivas parejas mantienen una relación extra-matrimonial con otras parejas. A partir de este instante ambos empiezan a pasar cada vez más tiempo juntos, reconfortándose el uno con la presencia del otro. Chow invita a Su a ayudarlo a escribir una serie de historias de artes marciales que escribe para un periódico. La relación se vuelve cada día más íntima y los vecinos se percatan de ello. Con todo, ambos intentan persuadir al otro para que no abandonen a su respectiva pareja.

 

 

Deseando amar fue nominada a la Palma de Oro en Cannes. En ese mismo certamen obtuvo el Premio del Jurado a la Mejor Fotografía, Edición y el Premio a la Mejor Interpretación Masculina para Tony Leung. A sui vez, el realizador Wong Kar-wai obtuvo el Premio a Mejor Director en lo Mejor del Cine Europeo. Mejor Película Extranjera en los Premios César, Francia. Mejor Fotografía y Edición en el Festival Asia-Pacífico. Premio Mejor Película Extranjera en el Festival de Cine Británico Independiente. Mejor Fotografía, Actor y Actriz en lo mejor del cine Chino.

 

 

Sin menospreciar los géneros típicos hongkoneses: el cine de gángsters, la comedia, las historias épicas, incluso los relatos de fantasmas y de artes marciales, Wong Kar-wai (1958) recupera algunos de éstos temas para crear un nuevo delirio visual apoyado en el trabajo de su extraordinario fotógrafo el australiano Christopher Doyle, con personajes límite, e historias que se entrecruzan como es el caso de Chungkin Express (1994) y sobre todo Ángeles caídos (1995). Perfeccionista hasta el exceso, el realizador suele decir: “Mientras otros directores construyen una película, yo filmo por intuición y luego la deconstruyo. Estudio todos los planos que he acumulado y elimino lo que considero que no es bueno”.

En su cine, coexiste una reflexión pesimista sobre la sexualidad y la imposibilidad de las relaciones personales que recuerda al mejor y primer Jean-Luc Godard; el de Sin aliento y Vivir su vida. A su vez, persiste un regodeo en las escenas de violencia, en las masacres que se suscitan como actos cotidianos: esa catarsis de la adrenalina y la brutalidad cuyos derechos de autoría parecen ser reclamados por Scorsese, Ferrara y Tarantino. No obstante, la intención de Wong Kar-wai supera ese ritual de la sangre y la venganza y adquiere un matiz filosófico y sensitivo como sucedía por ejemplo en Ángeles caídos.

En Happy Together (1997), por ejemplo, es un relato de deseo homosexual que se desarrolla en los arrabales de Buenos Aires. Se trata de nueva cuenta, de un filme sensible y emotivo que se expresa en aparente voz baja si se compara con las energéticas Chungkin Express y Fallen Angels, pero cuya fuerza interna confirma las dotes de un inteligente cronista de la soledad y el desamor en ese marasmo de la locura urbana.

Como ocurre en sus anteriores obras, un tema musical a manera de leit motiv, marca el vaivén del estado de ánimo de los protagonistas. En este caso la canción Happy Together simboliza la curiosa relación de auto exilio de una pareja homosexual integrada por Lai-Yu-Fai ( Tony Leung) y Ho-Po-Wing (Leslie Cheung), quienes han dejado atrás su natal Hong Kong para vivir su historia de amor en Buenos Aires, una pasión que empieza a tener conflictos durante un viaje a las famosas cataratas de Iguazú. Un romance en el límite del mundo a un nivel físico y emocional, en un filme que muestra una notable sensación de melancolía y desolación en un país extraño y con un idioma diferente.

 

 

 

“El pasado es algo que puede verse, pero no tocarse”, dicha sentencia, plasmada casi al límite de los créditos finales de Deseando amar, séptima película de Wong Kar-wai, se convierte en la enigmática premisa de un relato sobre la imposibilidad amorosa. Una sencilla y pequeña joya que captura de manera sorprendente, elementos intangibles como el instante fugaz que quema los corazones de una pareja, la melancolía del enamoramiento, o el impulso sexual reprimido que se desvanece como la letra de un bolero: “Quizás, quizás, quizás”… -del compositor cubano Olwaldo Farrés-

Al lado de realizadores clave del cine hongkonés de la década de los noventa como Tsui Hark, Ronnie Yu Tan, Ringo Lam o Chin Man Kei, resalta la excepcional figura de Wong Kar-wai (1958), ejemplo de una nueva e insólita cultura visual a partir de sus relatos sobre la crisis de la pareja, donde queda claro su obsesión por la manipulación de la imagen. Un cine que ha dejado atrás la estilización del videoclip para depurar un estilo muy personal y de una elegancia fuera de serie. De hecho, puede decirse que Deseando amar, su película más sobria y sencilla, ejemplifica la culminación de ese estilo en donde la imagen, sonido, montaje y puesta en escena se orientan a la búsqueda de las emociones.

La génesis del relato que se ambienta en Hong Kong en 1962 y finaliza en Camboya en 1966, tiene su origen hacia 1997 cuando el realizador y su equipo intentaron realizar dos cintas de manera simultánea sobre el Hong Kong del pasado y el del futuro: 2046 (2004)-, la primera, finalizaba originalmente en 1972 y fue escrita al tiempo que se filmaba lo que colocó a sus protagonistas: los excepcionales Tony Leung y Maggie Cheung, emblemáticas figuras del cine asiático, en una particular y enrarecida atmósfera que se conectaba con el argumento mismo. La historia de una pareja de vecinos que un día descubren que sus respectivos cónyuges tienen amoríos fuera del matrimonio al tiempo que el amor los sorprende.

En ese sentido, el contexto histórico resulta fundamental. Al igual que el Hong Kong de aquellos años, cuya estabilidad política y económica empezaba a sufrir los primeros vaivenes que culminarían con los efectos de rebote de la siniestra revolución cultural china de 1966 y su condición de colonia británica, la pareja sufre de alguna manera los embates de una represión amorosa que se adecua a los valores morales de la época. A Wong Kar-wai no le interesa tanto el posible adulterio de la pareja engañada, sino las dudas existenciales y sus sentimientos que van de la desilusión a la ira y el temor de convertirse ellos mismos en adúlteros.

No resulta casual que Deseando amar se ubique en una ciudad casi fantasmal y sus personajes se muevan con dificultad en estrechos pasillos, habitaciones, oficinas y restaurantes donde se siente el encierro. Un relato claustrofóbico cuyos protagonistas se debaten ante el peso de la atracción amorosa a partir de la rutina cotidiana como sucedía en Breve encuentro (1946) de David Lean y/o Amor a primera vista (1984) de Ulu Grosbard. Así, a partir de la repetición de una cotidianidad y los cambios casi imperceptibles en ésta: los encuentros en el pasillo y escaleras, los rozamiento, las miradas, los signos de cortesía, el acto de comer, e incluso, la repetición del leit motiv musical de Michael Galasso y el uso de añejos boleros interpretados en español por Nat King Cole, cuyas letras parecen resumir los sentimientos de la pareja: “…Labios de rubí…estás perdiendo el tiempo pensando, pensando…aquellos ojos verdes de mirada serena…”, rescatan la emoción por el instante amoroso que termina desvaneciéndose ante la realidad.

La manera en que la cámara captura en ritmo lento la lluvia o el estilizado caminar de la bellísima Maggie Cheung, se trastoca en una glamurosa representación de un universo casi irreal: ese paneo que los capta espalda con espalda separados por un muro, el hecho de mantener fuera de cuadro a las respectivas parejas como fantasmas que los arrastran hacia una obsesión que les impide consumar el acto amoroso, o el reloj como un tirano (“Y así pasan los días y yo desesperado y tu, tu contestando, quizás, quizás, quizás”). Deseando amar resulta una de las alegorías más contundentes acerca de la fragilidad y el desasosiego amoroso y sobre la imposibilidad de retener lo efímero. Un filme vibrante.

 

 

RAFAEL AVIÑA

Centro Histórico de la Ciudad de México

Abril 2018

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