EL ESCRITOR FANTASMA (The Ghost Writer, Gran Bretaña-Francia-Alemania 2010)

The Ghost WriterDirección. Roman Polanski/ Guión. Roman Polanski y Robert Harris, inspirados en la novela del propio Harris, The Ghost/ El poder en la sombra/ Fotografía en color. Pawel Edelman/ Música: Alexandre Desplat/ Edición: Hervé de Luze/ Con: Ewan McGregor (El escritor fantasma), Pierce Brosnan (Adam Lang), Olivia Williams (Ruth Lang), Tom Wilkinson (Dr. Paul Emmett), Kim Catrall (Amelia Bly), James Belushi (John Maddox)/ Duración. 128 mins.

Sinopsis

Un escritor con perfil bajo, pero responsable de algunas eficaces biografías, es convencido por su amigo y representante, para hacerse cargo de las memorias del ex Primer Ministro británico, Adam Lang. Contratado por Lang, a través de un grupo de abogados y ejecutivos de una importante casa editorial y con la promesa bajo contrato de una jugosa cantidad de dinero, el biógrafo acepta convertirse en el escritor fantasma del encumbrado político, revisando y corrigiendo las remembranzas de éste, a partir de un manuscrito prácticamente terminado, realizado por el asistente personal y colaborador de Lang, muerto en circunstancias extrañas. El escritor es trasladado a una casa en una isla cercana a los Estados Unidos, propiedad de Lang, para trabajar ahí bajo estrictas medidas de seguridad y discreción, al tiempo que Lang es acusado públicamente de abuso de autoridad durante su gestión. A medida que el escritor va adentrándose en la vida y en el pasado del político y en su relación con los personajes que le rodean, como su enigmática y fría esposa Ruth, o su asistente Amelia, va descubriendo misteriosas pistas y situaciones turbias que implican a Lang en detenciones ilegales a sospechosos de terrorismo y colaboración con la CIA. Finalmente, el escritor cruzará casi por azar un umbral prohibido del que no habrá regreso posible.

No hay duda en colocar a Roman Polanski, cineasta francés de origen polaco, (París, 1933), como una de las grandes e insólitas personalidades de la cinematografía mundial en los años sesenta y setenta, según lo demuestran obras maestras como: Cuchillo en el agua, La danza de los vampiros, El bebé de Rosemary, Chinatown, El inquilino o Tess. Sin embargo, una serie de desgracias personales como el brutal asesinato de su esposa Sharon Tate en 1969, a manos de algunos miembros del llamado Clan de Charles Manson en el interior de su residencia en Cielo Drive en Hollywood, California y la posterior acusación en su contra de abuso sexual contra una adolescente en 1977 en la mansión de Jack Nicholson durante una fiesta de alcohol, sexo y drogas, le obligarían no sólo a abandonar los Estados Unidos, sino a transitar con relativas dificultades en los escenarios cinematográficos en particular en las décadas de los ochenta y noventa.

En efecto, puede decirse que esos veinte años fueron de poca creatividad artística –salvo excepciones-, en los que filmó sólo cinco películas: la comedia de acción y aventuras, Piratas (1986), el thriller policiaco y de falso culpable Búsqueda frenética (1989) en la que conocería a su esposa actual, la francesa Emmanuelle Seigner, protagonista a su vez de la extraordinaria Luna amarga (1992), un abigarrado y voyeurista estudio sobre la pasión y la locura sexual, La muerte y la doncella (1995), una suerte de melodrama político y relato militante de suspenso y La última puerta (1999), una mezcla de relato fáustico de horror y cine negro, con un antihéroe atrapado en un mundo corrupto. Historias que mostraron a un realizador hábil y eficaz pero ambiguo y prácticamente al borde del precipicio.

Por ello, resultó notable su regreso a las pantallas en el nuevo milenio con El pianista (2002), que acaparó el Óscar a Mejor Director y la Palma de Oro a la Mejor Película en el Festival de Cannes, a partir de una obra tan vigorosa como apabullante y al mismo tiempo, tan clásica e impersonal en su estilo narrativo, cercana incluso al telefilme, pero con una solidez tal, que la historia real del pianista Wladyslaw Szpilman superviviente del guetto de Varsovia durante la ocupación nazi, se acabaría trastocando en una especie de alegoría de la propia infancia de Polanski, otro sobreviviente de la segunda guerra mundial cuya madre desapareció en un campo de concentración cuando el cineasta acababa de cumplir los ocho años de edad.

Luego de Oliver Twist (2005) y del ácido segmento Cinéma Erotique para el proyecto colectivo Cada quien su cine (2007), que pasaron sin mayor gloria, Roman Polanski, inquietante, ambiguo y brillante creador de oscuros relatos de demencia sexual y amor loco, delirio, claustrofobia, persecución y pasiones que rozan con el más puro horror y quizá uno de los cineastas con mayor capacidad para transmitir una permanente sensación de intimidación y amenaza, consigue una nueva y atractiva obra, menor en apariencia, que le ha llevado a obtener sin embargo, el Oso de Plata a la Mejor Dirección en el pasado Festival de Berlín de este 2010: El escritor fantasma, su largometraje número dieciocho, resulta un eficaz muestrario de las obsesiones de un artífice innovador.

Y es que a Polanski le basta una sola secuencia como la del inicio, para atrapar al espectador y sumergirlo en un laberinto de horror, mordacidad y misterio, como lo muestra la escena de arranque en la Editorial. Esa secuencia, aparentemente superficial y sin importancia, no sólo está cargada de perversidad, inteligencia y un humor negro y corrosivo –de hecho, ahí se decide el futuro del escritor-, sino que en ella, el realizador ejecuta con maestría una brillante planificación de tomas, campos y contra campos de personajes y una hábil puesta en escena centrada en los diálogos cruzados de todos los personajes (abogados, apoderados, ejecutivos editoriales, representante y escritor) que se lleva a cabo en un minúsculo cubículo para aumentar la idea de encierro y claustrofobia que seguirá.

Un sirviente oriental que barre inútilmente una terraza llena de arena, unas fotografías reveladoras apenas ocultas en la parte baja de un cajón, un motel tétrico y solitario, proponen a su vez, reveladores elementos para crear un ambiente intrigante y malsano alrededor de un autor por encargo: un escritor fantasma muy cercano al falso e inocente culpable del cine de Alfred Hitchcock (Pacto siniestro, La ventana indiscreta, Intriga internacional), que se percata demasiado tarde, que su anonimato lo llevará irremediablemente a la desaparición, más aún en una sociedad donde los hilos del poder son perversos e invisibles. Y es que el más reciente filme de Polanski, que adapta la novela del exitoso Robert Harris, El poder en la sombra (2007), es una historia sobre la falta de identidad y el aislamiento en todos los niveles.

Luego del frustrado proyecto de llevar a la pantalla el relato épico-histórico, Pompeya del propio Robert Harris, Polanski acomete con un notable ejercicio de suspenso, intriga y humor negro que se mantiene fiel al original y a su vez es capaz de agregar referencias a su propia obra. El protagonista, encarnado eficazmente por Ewan McGregor, encarna a un escritor británico, autor de biografías de mediano éxito, que guarda varios puntos de contacto con los estadunidenses en París de Búsqueda frenética (Harrison Ford) y Luna amarga (Peter Coyote), así como con aquel detective sin escrúpulos dedicado a localizar libros extraños y rarezas para coleccionistas en La última puerta (Johnny Deep). A su vez, es evidente la conexión con El inquilino (1976) y con El pianista, en la creación de atmósferas enrarecidas y personajes insertos en relatos claustrofóbicos, en medio de una sociedad que los acosa y destruye.

En El escritor fantasma, Polanski combina cine negro, thriller, ficción política, suspenso, cine de conspiraciones paranoicas, ambientes opresivos y un corrosivo y malsano humor, como lo muestra el arranque en una importante editorial, en donde el escritor es contratado para revisar la supuesta autobiografía de Adam Lang, saliente Primer Ministro británico (un eficaz Pierce Brosnan) ya redactada por su asistente y escritor fantasma fallecido trágicamente (es encontrado ahogado y su auto abandonado). El inmediato acoso que sufre el escritor, el ambiente de paranoia y los espacios cerrados a los que se ceñirá al escritor, quien recibirá un pago de 250 mil dólares para realizar la obra sobre el material existente con extrema premura, anticipan el misterio al que se someterá el personaje, más aún cuando se vea en la necesidad de trasladarse a la casa del político, junto con la esposa y las asistentes de éste, en una isla en/cercana a los Estados Unidos, al tiempo que Lang es acusado de crímenes de guerra, al aprobar y permitir torturas en conjunto con la CIA en su batalla contra el terrorismo.

Por supuesto, no resulta casual el paralelismo entre Lang y el verdadero Primer Ministro inglés Tony Blair, así como esa suerte de Lady Macbeth que encarna Ruth (Olivia Williams, espléndida), la extraña mujer de Lang quien de inmediato acapara la atención del fantasma y parece detentar las cuerdas del poder tras las sombras, muy cercana a la verdadera Cherie Blair. Y es que el autor de la novela, Robert Harris, a quien por cierto le han adaptado otras historias como: Enigma con Kate Winslet y Arcángel con Daniel Craig, pasó del abierto apoyo hacia Blair y su mujer, a la decepción absoluta, causada por los años de gobierno del mandatario al frente del Partido Laborista (1997-2007): de ahí su disimulado retrato de familia de la pareja. Sin embargo, la película no intenta sumergirse en el trasfondo político inglés, la guerra contra el terrorismo y la relación entre Gran Bretaña y el gobierno estadunidense.

Se trata más de una cruel fábula nihilista que recuerda en parte, aquel

insólito y premonitorio serial televisivo británico, El prisionero (1968), creado, producido y protagonizado por Patrick McGoohan a lo largo de 17 episodios, acerca de un hombre que despertaba en una isla, La Villa, un suburbio cómodo y tranquilo, habitado por hombres y mujeres a quienes el gobierno espía y mantiene bajo control con un número clave y cuyos intentos de escapatoria eran frustrados por una extraña burbuja. Una referencia irónica a la condición misma del propio Polanski, exilado de país en país, a quien se le ha negado la entrada a los Estados Unidos, un realizador que conoce demasiado de encierros y acosos públicos.

El protagonista al trastocarse en un fantasma: una sombra sin identidad, decide finalmente revindicar su voz en un mundo de mentiras y ocultación, cuando descubre al final durante la presentación al público de las memorias de Lang, el mensaje cifrado que se esconde en la biografía de un político de moral dudosa rodeado de siniestros personajes. Así, pasará inevitablemente del distanciamiento, a la perdida de la percepción de la realidad, la desaparición y el olvido como se intuye en la notable y climática secuencia final, filmada magistralmente fuera de cuadro.

RAFAEL AVIÑA

Macbeth (Inglaterra, 1971) de Roman Polanski.

La tragedia de Macbeth, asesino del sueño inocente.
por Luis Arrieta Erdozain

“Casi he olvidado el sabor del miedo (…) Me he saciado dehorrores (…) El mañana y el mañana y el mañana, avanzan en pequeñospasos de día en día, hasta la última sílaba del tiempo recordable. Y todos nuestros ayeres han alumbrado a los locos el camino hacia elpolvo de la muerte.

“Extínguete, extínguete fugaz antorcha. La vida no es más queuna sombra que pasa. Un pobre cómico que se pavonea y agita una horasobre la escena y después no se le oye más. Un cuento narrado por unidiota con gran aparato y que nada significa”.

Monólogo de Macbeth, tras ser anunciada la muerte de su compañera.

La acción del film se ubica en plena edad media, justo en la épocaen que Macbeth fue soberano de Escocia, tras asesinar a su primo DuncanI (reina de 1040 a 1057 de nuestra era). La vida y hechos de estevaleroso y casi imbatible guerrero que acalla sus principios ytraiciona su inicialmente noble naturaleza a cambio de lograr el máximopoder posible en su entorno, se cincela como un poderoso retrato de losposibles alcances de las pasiones del alma humana, cuando éstas seencuentran desbocadas.

La biografía política de este soberano, quizá aderezada por laleyenda, cautivó a grado tal al poeta de Stratford, WilliamShakespeare, por lo que casi medio milenio después retoma la historiaen su aclamada obra teatral The Tragedy of Macbeth, hechapública el año de 1605. Y desde entonces hasta nuestros días, ha sidorepresentada en los mejores escenarios teatrales del mundo, así comollevada a la pantalla cinematográfica en distintas oportunidades. Tales el caso del Macbeth (1948), film dirigido y protagonizado por Orson Welles, versión hecha un poco con prisas, presupuesto limitado y decorados decartón-piedra en que, aún así, logra ser convocado el fuerte espíritude la obra; otra es la magistral Trono de sangre (1957)de Akira Kurosawa, en que se adapta la trama al medioevo japonés,incorporando recursos, símbolos y ritos escénicos muy propios del Teatro No. La obra del laureado cineasta nipón (del cual ya conocimos en Viena Vivir, 1952) logra proyectar, sin duda, la violencia interior de los personajes. Refiero dos cintas más: Macbeth(1963), coproducción norteamericano-inglesa dirigida por GeorgeSchaefer y hecha originalmente para la televisión en que, con todo y elexcelente reparto de actores ingleses de carácter, el rol de Macbeth(encarnado por Maurice Evans) cae casi en lo mediocre, por lo que elfilm acaba en el naufragio; la otra película a que me refiero es unainteresante adaptación rusa titulada Lady Macbeth de Siberiaen que el giro consiste, justamente, en potenciar la veta ya presenteen la obra de Shakespeare, estableciendo en la mujer del rey guerreroescocés el origen de perfidias y ambiciones de poder con las que azuzaa su pareja (… no sé por qué esta película me refiere al México decomienzos del siglo XXI …).

Hoy nos ocupamos de la adaptación a cargo de Roman Polanki: su Macbeth(1971), película inglesa producida por Playboy Productions, con elmismísimo Hugh Heffner como productor ejecutivo y luego distribuida porColumbia Pictures. Para su realización, el propio cineasta polaco, encolaboración con Kenneth Tynan, desarrollaron un guión por demásapegado al texto de Shakespeare, de lo que deriva su marcadaliteralidad. Sin embargo, también se aprovechan a cabalidad lasventajas que brinda una producción fílmica de este nivel, por lo que elrodaje se hizo en parajes situados al norte del país de Gales que enmucho remiten a los descritos en la obra original. Así, serán captadoscaminos de terracería en los cuales se desplazan las monturas de loscaballeros, senderos diríase olvidados de la geografía de lacivilización urbana en donde las lluvias son torrenciales y la brumasuele hacer acto de presencia. Inverness, la residencia deMacbeth, así como la antiquísima villa de Forres, en cuya extremidadoccidental se alza un alto peñón que domina toda la llanura, desdedonde se eleva una cima que lleva al castillo-fuerte que fue sede tantode Duncan I como, luego, de Macbeth. Todo ello ambientadomagistralmente en la solución del film, especialmente por lo que toca auna de las profecías de las brujas, pues la colina que lleva alcastillo se llama Dunsinane y el bosque de Birnam se halla a unas docemillas inglesas del mismo. Reitero: estamos en el medioevo, el ReinoUnido aún no es una realidad y tienen sus poderes y cortesindependientes Inglaterra, Escocia, Irlanda y los demás integrantesposteriores del llamado United Kingdom.

Macbeth es una película de gran fuerza y temple, enque se desnudan pasiones humanas como la ambición, azuzada por latraición y el crimen, con sangre inocente derramada y poderosa violencia segadora. Pero es, a la par,una obra en que tienen amplia cabida el remordimiento, la soledad y elmiedo de quien sabe que se impuso a la fuerza y por la mala. En estesentido, desde luego no es una película de caballería, sino unaque se inscribe más en el drama psicológico que impacta tanto el fuerointerno del protagonista, al de la gente que forma su círculo cercano,así como al entorno de un pequeño país medieval. Sin embargo, perciboen lo personal un paralelismo entre el personaje de Macbeth(caracterizado por Jon Finch) y el de Lancelot en Excalibur (programada en enero del 2004 en Viena 294 Cineclub):en ambos casos, se trata de caballeros-guerreros valientes,inteligentes y prácticamente imbatibles (Lancelot sólo logra ser heridogravemente … ¡por sí mismo!, en aquel su sueño-batalla con el ángel,que tanto refiere a la experiencia análoga del bíblico Jacob; en tantoMacbeth, según la profecía del oráculo maligno convocado en aquelarrepor las brujas, cuando el ya soberano las visita por segunda vez, ledice: “¡Sé sanguinario, valiente y atrevido! ¡Búrlate del poder del hombre, pues ninguno dado a luz por mujer puede dañar a Macbeth!”);son, ambos, los campeones y caballeros consentidos de sus soberanos(Lancelot lo es del mítico rey Arturo de Inglaterra; Macbeth de suprimo y rey de Escocia Duncan I); y, asimismo para ambos, la prueba másdifícil a sortear será la de no defraudar la confianza irrestricta quese ha depositado en ellos (Lancelot será tentado vía suincontenible atracción por Guenevere, la esposa de su monarca; Macbeth,por la ambición desmedida que la profecía de las brujas despierta enél, con todo y la generosidad de su soberano, quien lo ha colmado detítulos nobiliarios, riquezas y gloria merced a sus invaluablesservicios en el campo de batalla a favor del reino … a la luz de loanunciado posible, para Macbeth, éstas no son sino bagatelas). Contodo, la estatura moral y humana de Lancelot es muy superior a la quenunca soñó en alcanzar siquiera Macbeth …

Hay otros puentes que se tienden entre Macbeth (1971) y Excalibur(1981) de John Boorman: más allá de ser películas ambientadas en elmedioevo y en una zona geográfica similar, en ambas se mantiene elpatrón de que son de los entonces en que la magia existía. Una“magia”, además, que se cruza ocasionalmente en el camino de loshombres y puede resultar decisiva en sus derroteros. Como ocurre conMerlín y Morgana en el caso de Excalibur, así participanlas brujas y sus oráculos al despertar lo insano en un corazóninicialmente puro, como sucede tras los encuentros con Macbeth. Losplanteamientos de ambos films llevan a que un campeón logreautorredimirse tras su falta y refrendar su lealtad tanto por el reyArturo como por Camelot (Lancelot), mientras que, en el caso deMacbeth, tras ignominias sucesivas que le han dado poder pero que hanprovocado desgracia tanto a él, a los suyos como al reino, se muere enla raya como el villano que aprendió a ser, ante el regocijo de las fuerzas obscuras y malignas que, una vez más, trasseducir al mundo del hombre con las líneas del destino posible,arrebatan una victoria más para su pecunio.

Muy en el estilo que luego imprimiese a sus secuencias de batalla Robert Bresson en Lancelot du Lac,en que la violencia es apenas sugerida con detalles de gran belleza,Roman Polanki, años antes y de nuevo apegado al texto de Shakespeare,durante el desfile de créditos iniciales, no muestra y sí sugiere sólola batalla en que Macbeth (Jon Finch) y Banquo (Martín Shaw), capitanesdel ejército de Duncan I (Nicholas Shelby), derrotan al ejército delrebelde e implacable Macdonwald, quien representa a Sweno, monarcanoruego, y es apoyado con elementos de refresco compuestos por tropasmercenarias irlandesas, así como por el thane de Cawdor, traidorescocés. Al término de la batalla, Sweno solicita capitulación (segúnShakespeare y la historia) y las tropas escocesas no le autorizanenterrar a sus muertos hasta que pague 10 mil dólares de indemnizaciónen la isla de San Colombán.

Consumada victoria tal, Banquo y Macbeth se retiran satisfechos, conindependencia del ejército que encabezaron y la satisfacción manifiestadel deber cumplido. Es ahí donde las líneas de su camino tienen elinesperado encuentro con las brujas de las profecías, al buscarguarecerse de una lluvia intensa. Así, ambos guerreros conocen lo queles está deparado … y desde aquí el alma del otrora ecuánime y cálidoMacbeth vivirá la tempestad, la incertidumbre y la lucha entre lo quecabe esperar que se produzca por sí, respecto de lo que puede allegarsemás prontamente con su propia intervención. Banquo, su gran amigo,advierte que lo profetizado por las brujas ha anidado para mal en elalma de su amigo. Intenta, sin éxito, hacerlo reaccionar diciéndole: “Frecuentemente,para atraernos a nuestra perdición, los agentes de las tinieblas nosprofetizan verdades. Nos seducen con inocentes bagatelas paraarrastrarnos a las consecuencias más terribles”. Pero, porañadidura, Macbeth ha cometido el error de comunicar por carta a sumujer, Ladi Macbeth (interpretada por Francesca Annis), la suerte quele fue augurada por las emisarias de lo obscuro, lo que desata en ellauna ambición aún más desmedida. En los momentos en que Macbethdesfallece en su propósito de valerse del fast-track parahacerse del poder prontamente, ella habrá de reforzarlo, incluso víachantajes emocionales de la más variada índole: así, la felonía vilcontará ya no con dos, sino con cuatro brazos como eficienteherramienta para la consumación de lo que nunca debió ser.

A la postre, con el concurso de la voluntad y de la acción humanas, los designios de lo oculto conocen realidad. Entonces, la vana-gloria del poder alcanzado a la mala, así como las subsecuentes promesas del mejor bienestar tornan en pesadilla. El castigo al traidor, a quien ha mancillado laconfianza plena de quien bien lo quiso y apoyó (Duncan), inicia siendo en especie. Como expresa a su mujer el protagonista tras el magnicidio: “Me pareció oír una voz que decía: Macbeth: no dormirás más (…) ¡Macbethha asesinado el sueño! El inocente sueño, sueño que entreteje laenmarañada seda de los cuidados. La muerte de cada día, baño reparadordel duro trabajo, bálsamo de las almas heridas”. En tanto, conintrigas palaciegas, se desacredita al legítimo heredero al trono, queno es otro que Malcolm (Stephan Chase), hijo de Duncan, quien huye consu hermano Donalbain (Paul Shelley), al sospechar el origen de latrágica muerte de su padre. De esta suerte, Macbeth es proclamado nuevorey de Escocia … Luego de ello, cobra contundente sentido el títuloque Akira Kurosawa dio a su adaptación a la pantalla de la tragediashakespereana: Trono de sangre, pues una muerte llevaráa otra en la obsesión paranoica de Macbeth por deshacerse de enemigospotenciales (más que reales) entre su círculo cercano. Su desconfianzay consecuente sed de sangre habrá de condenarlo a la más absolutasoledad … y a la declarada locura que lleva a una salida fatal a laeficiente instigadora del derrame inicial de sangre inocente.

Todo esto es muy Shakespeare (y, por ende, me atrevería a apuntar que moralizanteen el fondo, pues dependiendo de si uno se traiciona o no y cómo seconduzca en su paso por la vida, así le ha de ir). Ejemplar, en estesentido, es el sino de Macbeth y su mujer, respecto del de Banquo y suhijo Fleance. En el caso de Banquo, el otro aguerrido capitán de loejércitos de Duncan a quien también se le augura su porvenir, se cumplelo dicho. Como apunta Luis Astrana Marín en la nota al calce de cuandoShakespeare acota: “Aparecen ocho Reyes, que cruzan la escena en orden; el último, con un espejo en la mano. Banquo los sigue” en William Shakespeare. Obras completas,publicado por Aguilar, S.A. de Ediciones, Madrid, 1951, a propósito delas apariciones que tiene Macbeth de Banquo y su linaje en su segundavisita con las brujas. Astrana refiere: “Estos ocho reyes de laraza de Banquo no son otros que los ocho Estuardos que reinaron enEscocia desde 1370 a 1625; esto es: Roberto II, Roberto III, Jacobo I,Jacobo II (…) Jacobo VI”.

Sin embargo, el Macbeth cinematográfico que nos ocupa también es muy Polanski,singularidad presente en la tesitura paranoide gobernante en buenaparte de la atmósfera del film (que remite a películas del cineastacomo Repulsión, Frantic, La novena puerta, El bebé de Rosemary,entre otras); en la forma como son solucionadas las secuencias devisiones y sueños; el tratamiento para el abordaje de aquelarres; lasescenas de la noche del asesinato inicial; la forma en que se presentael castillo-fortín de Macbeth (aquí, de algún modo, evoca el delvampiro mayor en La danza de los vampiros, el barón Von Krolock); así como la forma en que se muestra el bosque de Birnam en marcha. Y pues qué decir del final Polanski de lapelícula, con la sugerencia de una estructura circularprincipio-fin-¿nuevo principio? cuando, tras la deposición de Macbeth yla proclamación de Malcolm como nuevo soberano de Escocia, su hermanoDonalbain busca guarecerse de la lluvia en el mismo lugar fatídico enque Macbeth y Banquo escucharon los augurios de las brujas. Aquí elplanteamiento de fondo -muy Polanski, insisto- es el de la espiralfatídica de la historia, en que sucesos análogos, así sean terribles,tienen opción de repetirse. De esta suerte, con toda la literalidadapreciable en su adaptación a la pantalla, el Macbeth del cineasta polaco sigue siendo una película muy de autor.

Para la solución de su film, Polanski apostó por un repartocompuesto por actores jóvenes que su ojo clínico le develó comotalentosos, virtualmente desconocidos, como Jon Finch y FrancescaAnnis, en quienes depositó su confianza para los papeles protagónicos.Y este criterio privó con el resto del elenco.

Más allá de lo anecdótico que se muestra en el desarrollo de la cinta, Macbeth lleva a profunda reflexión respecto de la condición humana y el modo como pecados capitalescomo la ambición desmedida puede ser causa eficiente de la propiaperdición, así como virtudes tales como la prudencia y la templanzasuelen llevar a buen puerto esperanzas mayores que conocentrascendencia. William Shakespeare, en opinión de quien esto rubrica,no ha sido mal servido en esta representación cinematográfica de sugran creación, así como para Roman Polanski esta película representó suprimera ascensión a la superficie tras la locura trágica que supuso elcrimen de la familia Manson que un par de años antes learrebatara la vida de Sharon Tate y, junto con ella, la de suprimogénito con ocho meses de gestación. Lo que no deja de crispar esque, con el final Polanski al Macbeth shakespereano, elcineasta deje entrever no sólo la victoria del Mal sino que, consumadaésta, tenga nuevas posibilidades de repetirse … nadie podemos bajarla guardia, pues como bien pudieron atestiguar tanto Macbeth comoBanquo, con y sin augurios de por medio, la ley del karma opera siempre. Como dice el refrán: se cosecha lo que se siembra.

FICHA TÉCNICA.

Macbeth (Macbeth). Inglaterra, 1971. Dirección: Roman Polanski; Guión: Kenneth Tynan y Roman Polanski, a partir de la obra teatral The Tragedy of Macbeth de William Shakespeare; Productor ejecutivo: Hugh Heffner; Fotografía en color: Gil Taylor; Música: interpretada por The Third Ear Band; Montaje: Alistair McIntyre; Con: Jon Finch (Macbeth), Francesca Annis (Ladi Macbeth), Martin Shaw (Banquo), Terence Bayler (Macduff), John Stride (Ross), Nicholas Shelby (Duncan), Stephan Chase (Malcolm), Paul Shelley (Donalbain), Maisie Macfarquhar (primera bruja), Elsie Taylor (segunda bruja), Noelle Rimmington (tercera bruja), Noel Davis (Seyton), Sydney Bromley (portero), Richard Pearson (doctor), Keith Chegwin (Fleance), Diane Fletcher (Ladi Macduff) y Vic Abbot (thane Cawdor), entre otros. Duración: 141 minutos.

APUNTE BIOGRÁFICO DEL REALIZADOR.

ROMAN POLANSKI (Rajmund Polasnki) nace el 18 de agosto de1933 en París, ciudad a la que se habían desplazado sus padres, polacosde origen judío, bajo el nombre de Roman Liebling.Luego, la familia regresa a la ciudad de Cracovia en Polonia. Cuandocontaba con cinco años de edad, Polanski observa desde un parapeto cómolos soldados de la Schuzstaffel se llevan a sus padres al campode concentración de Auschwitz. Esta es la última imagen que conserva desu madre, quien fue una más de las víctimas del genocidio nazi. Sólohasta la conclusión de la guerra, en 1945, pudo reencontrarse con supadre. Durante el conflicto, consigue salvarse por muy poco margen,vive en el ghetto de Cracovia en casas de gente buena que leprotegen de caer cautivo y participa en varias sesionescinematográficas de propaganda organizadas por los alemanes. A los 13años, en 1946, interviene en un espectáculo de la televisión polacatitulado La alegre pandilla.

Debuta como actor teatral a los 14 años y, más tarde, toma unadecisión que marcaría el derrotero de su vida, en definitiva, aldecidirse a estudiar durante cinco años en la afamada Escuela de Cinede Lodz, donde uno de los tutores más determinantes en su formación esAndrzej Wajda, cineasta de talla mundial (Paisaje después de la batalla, Dantón, La tierra de la gran promesa, La boda,entre un prolongado etcétera) quien, curiosamente, dirige a Polanskicomo actor en la que fue su primera intervención cinematográfica comointérprete, en Generación (Pokolenie, 1954).

En esta época, aún como estudiante, realiza una serie decortometrajes que tienen como sello distintivo la fascinación porciertos absurdos de la conducta humana (tendencia que se manifestaríamás clara y refinadamente en algunos de sus largometrajes posteriores).En Dos hombres y un armario, 1958, premiado en variosfestivales, Polanski se centra en un par de individuos que salen delmar cargando un armario, a los cuales les toca testimoniar varioshechos desagradables, luego de lo cual reingresan al océano con suextraño cargamento a cuestas. No hay más tema que ése, ni una solapalabra explicativa y el discurso fílmico dura unos quince minutos. El mecanismo interior de esta historia supone partir de un principio absurdo eirreal, aunque el desarrollo posterior sea del todo lógico (recursosimilar al del Teatro del Absurdo). Es clara la influencia en elprospecto de cineasta polaco de autores como Samuel Beckett (antiguodiscípulo de James Joyce), Witold Gombrowicz, Eugene Ionesco y hasta elpropio Franz Kafka. En 1962, da vida a Mamíferos (Szaki), cortometraje en el que plasma su personal interpretación de Esperando a Godotde Beckett. Empiezan a germinar en la búsqueda y capacidad expresivadel artista algunos de los temas que serán recurrentes en su obra: lavida concebida como una espiral en la que inevitable, fatalmente, sevan sucediendo y repitiendo las cosas, muchas de ellas poco deseables;el sujeto percibido como mero ejecutor de un destino prefabricado poralguien que le es extraño; la angustia, llevada a paranoicos nivelespor momentos, como fútil mecanismo de respuesta de la mente ante lasagresiones provenientes del exterior, etc.

Cuchillo en el agua (1962), su opera prima comocineasta, logra crear una atmósfera de tensión, lasitud eincomunicación, a partir de la reunión accidental en un barco de lostres únicos personajes de la historia. El film le merece elreconocimiento internacional, incluyendo su nominación al Oscar a lamejor película extranjera. Ello le abre las puertas para filmar enInglaterra sus siguientes tres películas: Repulsión(1965, con un desempeño magistral de Catherine Deneuve en elprotagónico, que ilustra el proceso de desintegración mental de unabella joven reprimida sexualmente. Obtuvo el Oso de Plata en elFestival de Berlín), Punto muerto (Cul-de-sac,1966, película pesimista, plena de humor negro, en que se reúnen por laacción cuatro personajes: dos gangsters –caracterizados por LionelStander, Dick, y Jack Mac Gowran, Albie, quienes irrumpen en el mundo de la pareja que forman Donald Pleasance, George y la muy hermosa Francoise Dorléac, Teresa-en un devenir dramático que tiene mucho de pesadilla en el terreno delas relaciones humanas. Mereció, con esta obra, el Oso de Oro delFestival de Berlín) y La danza de los vampiros (The Fearless Vampire Killers, o Pardon me, but your teeth are in my neck),cinta en que combina el horror con el humor, dirige y co-actúa con laque sería su primera esposa: Sharon Tate, amén de que nuevamente esconvocado Jack Mac Gowran para el papel estelar del profesor Abronsius).A partir de esta película, las fuerzas del Mal tienen permiso parasalir victoriosas en el cine de Polanski. La cinta goza de buenaaceptación internacional y está listo el director polaco para suingreso a Hollywood.

Con El bebé de Rosemary (1968), adaptación casi literal de La semilla del diablo,novela escrita por Ira Levin (el “casi” es porque Polanski imprime untoque genial a su película al sugerir y nunca mostrar al hijo deLuzbel, estableciendo a la carriola negra como un símbolo más queelocuente de su presencia, así como el llanto en pos de alimento del recién nacido;en la obra literaria, sí se describe a este ser. Juiciosamente, elcineasta concluyó que cualquier caracterización del hijo del diablo nopasaría de anecdótica y, a fin de cuentas, chabacana), Polanski, coneste film en que se plantea el nacimiento del antiCristo justo en elcorazón de Nueva York, logra su mayor éxito de taquilla hasta elmomento, vía una experiencia cinematográfica pletórica de signoscabalísticos, alucinantes formas, suspense y ritos satánicos.

La noche del 9 de agosto de 1969, cuando Roman Polanski se encontraba en Inglaterra para la premiérede su película, Sharon Tate, la bella esposa del cineasta ya con ochomeses de embarazo del primogénito de la pareja, invitó a algunos amigosa una velada a su residencia, localizada en el exclusivo barrioangelino de Bel Air. Sin causa aparente (aunque no ha faltado quiencorrelacione El bebé de Rosemary con lo que sucedió), miembros de la llamada Familia Manson, grupo hippienarcosatánico que tenía por campo de acción habitual el llamado Valledel Diablo, tomaron por asalto la casa y asesinaron cruentamente aSharon, a su bebé nonato y a otras cuatro personas: Abigail Folguer,hija de Peter Folguer, uno de los reyes del café de la costa oeste; JaySebring, connotado estilista del medio hollywoodense y ex-novio deSharon; Voyteck Frykowsky, guionista polaco amigo y protegido de Roman;y a Steven Earl Parent, amigo de William Garretson, asistente domésticode los Polanski. En las paredes interiores de la casa, con sangre delas víctimas, los sicarios escribieron: “¡Mueran los perros!” …violenta, inesperadamente, la tragedia se volvía a hacer presente en lavida del cineasta.

Un par de años después, Polanski vuelve a filmar en Inglaterra, ahora Macbeth (1971), basado “casi” literalmente en la impactante tragedia de William Shakespeare. What?(1973) es una película que le produjo Carlo Ponti en Italia, cargada dehumor negro hacia convencionalismos anacrónicos en que lo másrescatable, desde el punto de vista de quien esto rubrica, son laspresencias de Marcelo Mastroiani y Sydne Rome. Para 1974, Polanski sedemuestra restablecido por completo en su oficio y la potencia de suarte cinematográfico al dar vida a Chinatown, un filmbasado en hechos reales ocurridos en las primeras décadas del siglo XXen el barrio chino de Los Angeles, que hoy es considerado un verdaderoclásico del cine negro, muy en la tradición Hammett-Chandler y,en opinión de algunos, la mejor película del realizador (tuvo dieznominaciones al Oscar, entre ellas la de Mejor Director). En el repartoestán convocados figurones como Jack Nicholson, Faye Dunaway, JohnHuston y el propio Polanski participa con un pequeño papel. La cinta esreconocida con el Oscar al mejor argumento y guión, debidos a la plumade Robert Towne. Luego de ello, llevó a la pantalla El Inquilino (The Tenant, 1976), basada en la novela Le Locataire Quimerique de Roland Topor (integrante, junto con Francisco Rabal –¡Que viva la muerte!– y Alejandro Jodorowski –Fando y Liz, El topo, La montaña sagrada– del llamado Movimiento Pánico).En este alucinante film, co-protagonizado por él (con secuenciastravestistas) y por la inenarrable Isabelle Adjani, logra resumirmuchos de los motivos, paranoias y recursos de varias de sus películasprecedentes. Recuerdo que, cuando estaba en su temporada de estreno enMéxico, tras ser exhibida en la Muestra Internacional de Cine, fueretirada de todas las pantallas donde se exhibía, a consecuencia de unaseria acusación en su contra: drogar y violar a Samantha Geimer, modeloentonces con trece años de edad, luego de una sesión de fotos hechapara un número especial de la revista Vogue que le fueencomendado. Los hechos sucedieron en la casa de sus amigos JackNicholson y Anjelica Huston, quienes se encontraban fuera. Polanski yahabía iniciado el rodaje de su, a la postre, irrelevante Piratas que, merced a la sucedido, tuvo que interrumpir (la retomaría y concluiría hasta 1986).

Según Gabriel Lerman, en artículo publicado en el periódico Reforma el 20 de marzo del 2003:

“Entrecopas de champaña, Polanski se dejó llevar y se dio una relación sexualque según él fue consensual y, según ella, no lo fue. Antes de 24horas, Polanski estaba detenido, y enfrentaba un sistema judicial quees inflexible cuando hay menores involucrados (…) El fiscal vio similitudes entre lo ocurrido en la casa de Nicholson y una escena de El bebé de Rosemary,en que Rosemary es poseída por el diablo luego de que sus seguidores lehacen ingerir drogas (Samantha había denunciado que Polanski le habíadado una pastilla de Quaalude antes de abusar de ella). Después de másde 40 días en la cárcel (preciso que estuvo en la prisión para hombres de California, en la localidad de Chino),Polanski fue liberado bajo fianza, mientras sus abogados llegaban a unacuerdo con la familia de la adolescente, pero cuando el productorHoward Koch se enteró de que el juez pensaba ignorar el acuerdo yganarse un momento de gloria dándole al cineasta 50 años de cárcel, selo comunicó. (Violando su libertad condicional) Polanski tomóun avión a Londres, y de ahí se marchó a París, donde por tener laciudadanía francesa, sabía que no lo extraditarían. Aunque en 1997 hubonegociaciones para que el polaco pudiera volver a EU, no prosperaron”.

Desde entonces, ha realizado sus películas en Gran Bretaña y, sobre todo, en Francia. Entre los títulos de esta época destacan Tess(1979), basada en la novela de Thomas Hardy, con Natasha Kinski en elprotagónico, una espléndida música creada al efecto por Philippe Sardey dedicada a la memoria de Sharon Tate. Luego retoma la ya referida Piratas (1986) y acomete su por demás notable Frantic(1988), con Harrison Ford y Emmanuelle Seigner en los rolesprotagónicos. Esta última, como se sabe, es desde 1989 su segundaesposa, con la que ha procreado dos hijos a la fecha, siendo Morgan la primogénita en enero de 1993.

Realiza, en 1992, otra gran, fuerte y densa realización con la propia Emmanuelle Seigner y Peter Coyote en los estelares: Luna amarga (Bitter Moon) y en 1994 La muerte y la doncella, la aclamada pieza teatral escrita por Ariel Dorfman (sí: el chileno co-autor de Para leer al pato Donald). Poco antes, Steven Spielberg le ofrece la dirección de La lista de Schindler(1993), trabajo que Roman rechaza por sus dolorosas implicacionespersonales y cuya solución acabó emprendiendo, con gran éxito, elconnotado cineasta y productor norteamericano.

En septiembre de 1993, Polanski es galardonado con el León de Oro enla 50 edición del Festival de Venecia y, para 1999, lleva a la pantallaEl club Dumas, novela del escritor español Arturo Pérez Reverte, bajo el título de La novena puerta.La película –en la que también participa Emmanuelle Seigner- acabaresultando medianona, con todo y abordar temas que antes le resultaronal polaco como una sociedad secreta, esoteria y suspense congregados. Pero el 2002 será un año de grandes satisfacciones para Roman Polanski, tras dar vida a El Pianista,adaptación de las memorias de un judío polaco ejecutante virtuoso deeste instrumento que sobrevive a las masacres nazis gracias a la ayudade un oficial alemán. Es una realización que le merece la Palma de Oroen la 55 edición del Festival de Cannes. En la 75 edición de losOscares, esta misma cinta se hizo merecedora a tres de las estatuillas:la de mejor actor para Adrien Brody, mejor guión adaptado y el de mejordirector … ¡para Roman Polanski! Obviamente, en su calidad de prófugode la justicia norteamericana, no pudo recibirlo en la ceremonia …pero cinco meses después llega a sus manos de su amigo Harrison Ford enParís. En enero de 2004, la Universidad Nacional de Arte Teatral yCinematografía de Bucarest I. L. Caragiale lo distingue como Doctor Honoris Causa. En tanto, en mayo de ese mismo año, la Universidad de Roma lo reconoce como Doctor Honoris Causa en Literatura.

Se decidió a dar forma a Oliver Twist (2005), supelícula más reciente, cuando cayó en cuenta de que ninguna de suspelículas podría ser vista y disfrutada sino hasta dentro de variosaños por sus hijos. Su manufactura es buena y le hace justicia a laobra de origen, llevada varias veces a la pantalla.

Tras esta rápida revisión, aparece como concluyente que la obra dePolanski es profundamente personal (a pesar de que algunas de suspelículas están basadas en argumentos no creados, aunque sí adaptadospara la pantalla grande en su mayoría por el realizador polaco). En sucine, juega un papel por demás relevante la atmósfera que consigue crear, muchas veces con recursos derivados de la banda sonora y del montaje. Con todo, sus filmssuelen contar con pocos diálogos, especialmente en sus primerasrealizaciones (aunque hay sus excepciones, como en el caso de Macbeth).Él parece ser partidario de la potencia expresiva del íconocinematográfico, más que de lo verbal. El rico y plural acervo deexperiencias que le han tocado vivir, para bien y para mal, de algúnmodo sedimentan sus creaciones en que están presentes facetas de supersonalidad … si, por un extraño mecanismo, pudiesen ser amalgamadastodas sus cintas, quizá tendríamos por resultado su biografía estética… amén de su archivo clínico. Más allá de esto, su talento, búsqueda,propuesta y el manejo de un lenguaje cinematográfico muy propio, le hanpermitido apuntalarse como autor indiscutible entre los grandes del séptimo arte.

Hoy, trascendiendo fantasmas y demonios, desde hacecuando menos dos décadas, Roman Polanski lleva una vida sosegada,alejada del escándalo, laboriosa y disfrutando la familia que sedecidieron a formar Emmanuelle Seigner y él. Así, el próximo 18 deagosto cumple sus primeros 73 años de intensa y tempestuosa vida.

FILMOGRAFÍA.

Cortos y mediometrajes:

1955-57 La bicicleta (Rower).
1957-58 El crimen (Morderstwo).
1958 Detengamos el baile (Rozbijemy Zabawe).
1958 Dos hombres y un armario (Dwaj Ludzie Z Szafa).
1959 Cuando los ángeles caen (Gdy Spadaja Anioly).
1961 El gordo y el flaco (Le Gros et le Maigre).
1962 Mamíferos (Szaki).

Largometrajes:

El cuchillo en el agua (Noz W Wodzie).

1963 La rivera de los diamantes (La Riviere du Diamants), episodio del film Les plus Belles Escroqueries du Monde (Las más grandes estafas del mundo).
1965 Repulsión (Repulsion).
Punto muerto (Cul-de-sac).
1967 La danza de los vampiros (The Fearless Vampire Killers, or Pardon me, but your teeth are in my neck).
1968 El bebé de Rosemary (Rosemary’s Baby).
1971 Macbeth.
1973 What?
1974 Chinatown.
1976 El inquilino (The Tenant).
1979 Tess.
1986 Piratas (Pirates).
1988 Frenético (Frantic).
1992 Luna amarga (Bitter Moon).
1994 La muerte y la doncella (Death and the Maiden).
1996 Gli Angeli.
1999 La novena puerta (The Ninth Gate).
2002 El pianista (Le pianiste).
2005 Oliver Twist.

Además de lo anterior, Roman Polanski ha desarrollado una nutridacarrera actoral, tanto en cine como en teatro. Ha sido director,asimismo, de varias puestas en escena operísticas. Más allá de laabundante hemero-bibliografía existente sobre él, su vida y creación,en 1984 dio forma a un libro autobiográfico titulado Roman por Polanski, publicado en español por Editorial Grijalbo en 1985.

Luis Arrieta Erdozain