HISTORIAS DE CABALLOS Y HOMBRES (Hross í oss, Islandia-Alemania-Noruega-Suecia, 2013).

Dirección y Guión. Benedikt Erlingsson/ Fotografía en color. Bergsteinn Björgúlfsson/ Música. David Pór Jónsson/ Edición. David Alexander Corno / Diseño de arte. Ari Birgir Ágústsson. Diseño de Producción. Sigurður Óli Pálmarsson/ Producción. Friðrik Þór Friðriksson, Christoph Thoke, Gudrun Edda Thorhanesdottir/ Con. Ingvar Eggert Sigurðsson (Kolbeinn), Charlotte Bøving (Solveig), Johann Pall Oddson (Jon), Kristbjörg Kjeld (Hildur, madre de Solveig),

Steinn Ármann Magnússon (Vernhardur), Halldóra Geirharðsdóttir (Assa), Helgi Björnsson (Egill), Vilborg Halldórsdóttir (Thorgardur), Sigríður María Egilsdóttir (Johanna), Juan Camilo Román Estrada (Juan Camilo, el colombiano)/ Duración. 77 mins.

SINOPSIS

Islandia, época actual. Varias historias se suceden en una zona rural islandesa donde las personas son dueñas de dos elementos que parecen imprescindibles: caballos y binoculares. Kolbeinn, un hombre solitario, prepara su yegua blanca favorita para dirigirse a cortejar a Solveig, una viuda que vive con su pequeño hijo y su madre Hildur. Solveig es propietaria a su vez de un corcel negro en brama que escapa de la endeble cerca que lo protege y penetra a la yegua de Kolbeinn, quien permanece montado en su equino: la humillación es grande y el episodio acaba en tragedia. Un sujeto alcohólico deja su camioneta para subirse a un caballo y sumergirse en el mar montado al animal con el fin de alcanzar un barco carguero ruso y conseguir vodka. El alcohol que lleva es muy fuerte y sin rebajar, el hombre no entiende las recomendaciones. Lo bebe y muere. Hay una nueva viuda en la zona. Egill que lleva dos caballos suyos, enfurece al toparse con la alambrada montada por Jon, dueño de un tractor y la troza. Jon lo persigue con su vehículo: el asunto acaba en tragedia, cuando Egill corta otra alambrada y las púas lo dejan tuerto, Jon cae al vacío con su tractor y muere y deja a Assa, su mujer, viuda. La joven Johanna va en busca de una yegua que ha escapado, nadie cree que lo consiga. Johanna no sólo rescata a Egill del accidente, sino que salva a sus caballos y recupera a la caballada completa y arrea a todos juntos. Juan Camilo, colombiano enamorado de Johanna, que se ha topado con todos los personajes se pierde en una tormenta de nieve con un caballo, para sobrevivir abre al caballo y se protege en el interior del cuerpo del animal, al día siguiente es rescatado. El pueblo entero participa en una caminata a caballo donde deberán cubrir algunas zonas lejanas. Las viudas merodean a Kolbeinn, quien es conquistado finalmente por Solveig; ambos hacen el amor en el campo sosteniendo a sus equinos.

 

 

Historias de caballos y hombres, debut como realizador y guionista del actor Benedikt Erlingsson, obtuvo el Premio Nuevos Realizadores en el Festival de San Sebastián, España. Asimismo, el Premio a la Mejor Actriz y Director en el Festival de Amiens, Francia. Galardón al Mejor Filme Nórdico en el Festival de Gotebörg. Ganadora de nueve premios de la Academia de Cine de Islandia, el Edda: Mejor Película, Director, Guión, Fotografía, Edición, Efectos visuales, Actor (Ingvar Eggert Sigurðsson), Actriz (Charlotte Bøving) y Actriz de Reparto (Sigríður María Egilsdóttir). Candidata por Islandia al Oscar en 2014.

 

Cineuropa: El paisaje es un elemento dramatúrgico esencial en su película. ¿Qué relación tiene usted con el campo?

Benedikt Erlingsson: Nací y crecí en Reikiavik pero de niño me mandaban a trabajar al campo. Es algo bastante común en Islandia: los adolescentes aprenden de esta manera a trabajar la tierra con sus manos. La primera vez tenía 12 años. La persona que me mandó dijo a los agricultores que iban a acogerme que tenía 14 y que era fuerte, aunque realmente yo era pequeño y grácil. Cuando me vieron, leí en sus ojos que aquél iba a ser un largo verano. Pasé en el campo tres veranos seguidos trabajando la tierra. El primero fue todo un shock. Digamos que esta película, para mí, es como un proceso de curación de ese shock.

Durante muchos años trabajó como actor. ¿Cómo fue el paso a la dirección?

Provengo de una familia de narradores y Dario Fo, con quien mi madre estudió en París, es mi fuente de inspiración. En Islandia, hay una fuerte tradición oral y Fo encaja bien en esa tradición. Su energía a la hora de contar historias me inspiró. También hay todo un filón literario islandés a partir de 1200 que nos caracteriza profundamente y que me sirvió a la hora de escribir el guion y dotarlo de dimensiones. Más que actor o director, yo diría que soy un narrador como lo somos todos. –Entrevista realizada por Vittoria Scarpa para el Portal Cine Europa-.

 

 

Estamos ante una verdadera rareza. Una cinta original y extraña de corte coral, que transita entre el drama ligero y la comedia de humor negro. Entre el cine costumbrista y una suerte de realismo crudo y mágico en la que se conectan los instintos animales equinos con los instintos humanos y necesidades básicas: sobrevivencia, sexo, amor, muerte, vida, familia, al tiempo que nos permite asomarnos a una cultura muy opuesta la nuestra: sociedades que en apariencia tienen todo resuelto, al menos en cuestión de economía. De entrada vale la pena por la impresionante fotografía y la utilización de los hermosos paisajes de Islandia. Varios relatos que se entrelazan por el punto de vista de distintos caballos: una toma de los ojos de éstos para narrar aquello que hay de humano en los caballos y lo que hay de caballo en los humanos, en una región donde los equinos son parte fundamental en la vida social.

 

Habrá que recordar que Islandia no se caracteriza precisamente por una boyante cinematografía, sino más bien por la utilización de sus escenarios para varios filmes internacionales recientes como Prometeo (Ridley Scott, 2012) y Oblivion. Tiempo del olvido (Joseph Kosinski, 2013). Sin embargo, el cine islandés ha destacado particularmente desde fines de los años ochenta, cuando empiezan a realizarse películas representativas de las costumbres de la región que alcanzan repercusión. Es el caso de La sombra del cuervo, cinta sobre un grupo de guerreros primitivos filmada en 1988 por Rahn Gunnlaugsson y en particular, la obra de Fridrik Thor Fridriksson, realizador de: Tras blancas ballenas (1987), Ángeles amables (1990), Hijos de la naturaleza (1991), una historia de rebeldía y amor otoñal nominada al Óscar a Mejor Película Extranjera. Con ellos, Hilmar Oddsson, responsable de Lágrimas de piedra (1995) y más recientemente Frías luces (2004). Baltasar Kormákur, director de 101 Reykjavík (2000), o Dagur Kári con Nói el albino (2002) ganadora de varios premios internacionales, autor también de: Caballo negro (2005), filmada en danés, y cuya banda sonora, al igual que la anterior, del grupo Slowblow cuyo líder es el mismo Dagur. O una curiosa farsa de humor negro y violento, comedia de enredos y road movie: Viaje sin bodas (Valdis Óskarsdóttir, 2008).

 

La cinta alterna momentos grotescos con otros más dramáticos. ¿Qué género ha querido que diera el tono del film?

El tono no lo buscamos conscientemente; alguno habló de humor negro, lo que en inglés se llama understatement, que es el modo en que nosotros, los islandeses, representamos nuestro país. Quería contar varias historias interconectadas, manteniendo las distancias con los personajes. No hay identificación: el espectador permanece a cierta distancia para tener una visión de conjunto. Otras fuentes de inspiración han sido Pasolini con su Decameron y Los cuentos de Canterbury, donde personajes de muy diverso tipo se reúnen en torno a un solo tema.

La película presenta un microcosmos sugerente y a la vez cruel en el que destacan las figuras femeninas. ¿Así sucede en su país?

La base principal del film es la coexistencia entre el homo sapiens y el caballo. No me interesaba reflejar un microcosmos cultural, sino la naturaleza humana. Cuanto más tiempo pasan las personas en un espacio grande, a distancia las unas de las otras, más quieren saber de los demás. En las grandes ciudades sucede lo contrario: los espacios están repletos de gente pero hay soledad. La figura femenina es propia de mi cultura, las mujeres son fuertes, es una sociedad casi matriarcal y esto se refleja también en los caballos: la yegua manda. –Entrevista realizada por Vittoria Scarpa para el Portal Cine Europa-.

 

 

Temas como la muerte y la vida representada en el cortejo y la sexualidad conectan con Pasolini sin duda. Lo atractivo aquí es la relación simbiótica entre los caballos y los humanos, sus equivalencias y contrastes de conducta. Mientras los hombres y mujeres espían a sus vecinos, los caballos parecen observarlos a ellos. La imponente gracia e instinto del equino se compara con las miserias humanas (las disputas por la alambrada, la decisión de Kolbeinn de castigar a su yegua, la sinrazón del alcohólico), pero también, las estrategias femeninas (la reacción de Solveig en la última historia, la fuerza de Johanna y su pro activismo), o la decisión terrible del joven colombiano para sobrevivir en medio de la ventisca. Todo ello narrado con enorme vigor visual y un montaje preciso que se conecta a su vez con la inquietante y bella banda sonora de corte gitano que apoya la trama y las imágenes. La fuerza de Historias de caballos y hombres radica en su sencillez y su eficacia para contar una serie de historias muy simples y muy instintivas con una bellísima escena final en la que se aclara que el grupo de actores son dueños de los caballos que participan que aman a sus animales y que ninguno de los equinos fue lastimado.

 

Hay una escena impactante en la que, durante una tormenta de nieve, un personaje se refugia en el vientre de su caballo para no morir de frío. ¿Cómo nació esta imagen?

Quería una escena en la que un caballo salvase a un ser humano. Viene de la mitología, si bien es también fruto de historias reales. El abuelo de un amigo mío se salvó así en 1952: mató a su caballo y entró en su interior para pasar la noche. También los soldados de Napoleón en Rusia lo hicieron para salvaguardarse del frío.

Usted presenta un área rural en el que no hay otro animal más que los caballos. ¿Por qué?

Sólo aparece un perro en la película, que ladra y callan inmediatamente. Personalmente, odio los perros; en el campo incordian. Cuando uno tiene que hacer algo con animales, lo primero es que se callen. Había ovejas de verdad en el guion pero era difícil dirigirlas. Además, yo buscaba imágenes limpias y sencillas. En cualquier caso, querría apuntar que ningún animal fue víctima de maltrato durante la realización de la película; todo el equipo posee caballos y los adora. Quería inclusive llevar uno al estreno, para mostrar al público que estaba vivo y en buen estado. -Entrevista realizada por Vittoria Scarpa para el Portal Cine Europa-.

 

 

RAFAEL AVIÑA

Centro Histórico de la Ciudad de México

Martes 29 de septiembre 2015

 

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