SILENCIO DE HIELO

(Das letzte Schweigen, Alemania, 2010)

ElSilenciodeHielo1

Dirección. Baran bo Odar/ Guión. Baran bo Odar, inspirado en el libro El silencio de Jan Costin Wagner/ Fotografía en color. Nikolaus Summerer/ Música. Michael Kamm, Kris Steininger/ Edición. Robert Rzesacz/ Diseño de Producción. Christian M. Goldbeck y Yesim Zolan/ Dirección de arte. Sabin Enste/ Vestuario. Katharina Ost/ Efectos visuales. Ray Bartsch/ Producción. Baran bo Odar, Frank Evers, Jantje Friese, Marien Luthje, Florian Schneider, Jorg Schulze, Cine Plus, Horl Films, ZDF/ Con. Ulrich Thomsen (Peer Summer), Wotan Wilke Möhring (Timo), Katrin Sass (Elena Lange), Sebastian Blomberg (David Jahn), Claudia Michelsen (Julia Friedrich), Burghart KlauBner (Krischan Mittich, el policía retirado), Karoline Eichhorn (Ruth Veghamm), Roland Weisnekker (Karl Veghamm), Jule Böwe (Jäna Glaser, la detective embarazada), Oliver Stokovski (Matthias Grimer, jefe de policía), Lena Kenkle (Shinikka, la chica asesinada en época actual) / Duración. 118 mins.

SINOPSIS

Una bicicleta en un campo de trigo. Una niña desaparecida ¿Se repite la historia? Hace 23 años, Pia Lange fue violada y asesinada en este mismo lugar ¿Le ha ocurrido lo mismo a la joven Sinikka que salió de sus casa enojada con sus padres? Krischan, policía ya jubilado que se encargó de la primera investigación, está convencido de que existe una conexión entre los dos crímenes. Sus esfuerzos para descubrir al asesino fueron inútiles en el pasado, sin embargo, ahora, se ha propuesto hacer justicia junto a su colega David Jahn, policía recién salido de una institución siquiátrica debido al shock que le provocó la muerte de su esposa, apoyados a su vez por una detective embarazada y la madre de Pía, muerta hace poco más de dos décadas…

 

Desde el título mismo, Silencio de hielo hace referencia al exitoso thriller hollywoodense de suspenso y asesinatos en serie, El silencio de los inocentes (Jonathan Demme, 1991). Se trata de un filme poderoso y perverso como sus personajes homicidas a quienes conocemos desde la primera secuencia: un par de hombres que luchan con sus pulsiones criminales, sexuales y pedófilas, en un relato escalofriante sobre todo por su realismo y su cruda conclusión, nominado a la Mejor dirección y Actriz (Sass) por la asociación de críticos alemanes y ganador del premio a Mejor dirección en el festival de Palm Springs.

 

 

El término de serial killer o asesino en serie fue creado en la década de los setenta por un agente del FBI llamado Robert Ressler para describir a una persona cuya conducta criminal es repetitiva. Es decir, como si se tratáse de un serial televisivo: los hechos, personajes y situaciones son variaciones de un mismo tema que llevan al criminal a repetir (e incluso a perfeccionar) un método con extremo sadismo y perversión. La tipificación de un nuevo tipo de asesino que empezaba a proliferar de manera vertiginosa y que mataba una y otra vez de manera simultánea. El siglo veinte con todos sus avances tecnológicos trajo como consecuencia la masificación del crimen. Sin embargo, hubo que esperar varias décadas para que el asesinato se convirtiera en objeto de culto: el asesino como estrella de los medios y el asesinato considerado como una de las bellas artes, un insólito deporte, o un nuevo rito religioso. De igual modo, el cine estadunidense mitificó la figura del criminal sicópata que de a poco a poco estuvo a punto de desbancar a los viejos y nuevos monstruos de la pantalla.

    No obstante, a pesar de ejemplos notables de un cine que parece extraer lo mejor del thriller, el horror, el porno, el suspenso policiaco y el drama sicológico, el subgénero de criminales sociópatas sólo es tomado en serio cuando aparece El silencio de los inocentes, que trastocó a sus homicidas seriales en una presencia constante del cine de los noventa; ya sea como tema, como personaje o como objeto de estudio según lo mostraron obras como: Mamá es una asesina, Henry, retrato de un asesino en serie, Asesinos por naturaleza, Kalifornia y más.

        A su vez, la fascinación y preocupación por el tema de los serial killer y sus rituales de sexo, sangre, muerte y perversión, llegarían a otras cinematografías como las europeas. En España por ejemplo: Angustia era el homenaje de Bigas Luna a Psicosis, sin embargo con Bilbao, creó uno de los sicópatas más fascinantes en la historia del cine muy en deuda con El coleccionista de Wyler. Kika de Pedro Almodóvar juega con el tema del escurridizo asesino en serie  cuyos coitos van al mismo ritmo de sus crímenes. No obstante una de las cintas más inquietantes del nuevo cine vasco es precisamente acerca de un singular asesino sicópata con rasgos pedófilos y que mata por instinto en La madre muerta de Juanma Bajo Ulloa, una temática que se conecta con Silencio de hielo, sobre un asesino y su involuntario cómplice fascinado con víctimas infantiles al grado de hacer un video snuff con una de sus víctimas.

      Otros relatos europeos célebres son: No tengo sueño de la cineasta francesa Claire Denis, perturbadora reflexión alrededor del concepto de vida cuya realidad supera cualquier ficción, inspirada en un caso real conocido en Francia como «L’affaire Pauline», que mantuvo en suspenso a la ciudad de París entre 1984 y 1987; año en que el transexual negro Thierry Paulin y su cómplice Jean-Thierry Mathurin fueron detenidos y acusados de asesinar a una veintena de ancianas.

       Asimismo, Juegos divertidos del austriaco Michael Haneke que no es tanto un filme sobre la violencia y la sicopatía de fin de siglo, sino una suerte de juego fílmico interactivo que intenta involucrar al espectador en una espiral de violencia inexplicable que hace cómplice y víctima. Nunca antes, una película había conseguido de tal manera sacudir al espectador, humillarlo como a sus personajes y alertarlo sobre la irracionalidad de la violencia y el pensamiento materialista.

     El elemento del crimen de Lars von Trier, extraño estudio de la mente enferma y la sicopatía criminal a través de un relato laberíntico, hipnótico y bizarro que se mueve entre el sueño y la vigilia debido a sus atmósferas oníricas y sensuales, en la historia de un hombre acosado por sus propios temores que se adentra en la mente criminal, adoptando incluso el punto de vista del asesino de niñas. Como ésta Silencio de hielo, se identifica de algún modo con Los hombres que no amaban a las mujeres de Niels Arden Oplev inspirada en la primera novela de la trilogía Millenium escrita por Stieg Larsson, cuya temática incluye: asesinatos en serie, ideología nazi, racismo, corrupción, maltrato conyugal, machismo, pederastia, pero sobre todo, una cruda y brutal violencia contra las mujeres en una sociedad aparentemente civilizada como la sueca de hoy en día que suceden en épocas distintas. Lo mismo sucede con la sociedad germana donde pueden suscitarse los terribles homicidios y raptos de niñas como lo muestra El silencio de hielo.

         Baran bo Odar, nació en 1978 en Suiza. Estudió cine en la Escuela de Cine de Munich de 1998 a 2006. En 2001 formó parte del equipo de la película Desnudos de Doris Dorrie y una vez terminada se marchó a Barcelona a vivir durante un año. En 2003 le invitaron a participar en el Berlinale Talent Campus y en 2005 su cortometraje Quietsc se proyectó en el festival de Cine de Berlín. En 2006, luego de varios cortos y documentales, Baran bo Odar debutó en el largo de ficción con: Unter der Sonne por la que recibió el premio a Mejor Director en el festival de Cine de Munich. A Silencio de hielo le seguiría el thriller informático Ningún sistema es seguro (2014) y la exitosísima serie alemana para Netflix: Dark (2017-2020), creada y dirigida por él mismo, así como la serie 1899 (2022)…

 

       “En Silencio de hielo, combino el thriller y el melodrama. Mi primer punto de interés no era la pregunta ¿quién lo hizo? sino el estado emocional de los personajes. ¿Cómo se enfrenta uno a la pérdida de un ser querido? De formas diferentes los protagonistas están preocupados por este tema. Es el punto en común de todos los personajes. El filme tiene un casting fabuloso…Sus interpretaciones expresan lo que las palabras no podrían. Sus caras revelan sentimientos como la desesperación y estados emocionales como la culpa. Ahí es donde la auténtica tragedia reside…” –Entrevista a Baran bo Odar, lahiguera.net-

 

      Memorias de un asesino/ Crónica de un asesino en serie (2003), película coreana de Bong Joon-ho, realizador de Parásitos (2019), inspirada en hechos reales, que arranca con la historia de una jovencita que aparece brutalmente violada y asesinada y dos meses después, se producen una serie de violaciones y asesinatos en circunstancias similares, fue fuente de inspiración para Silencio de hielo, un relato de enorme tensión que abre justo con el primer asesinato y cuyo homicida conocemos desde la primera secuencia al igual que su involuntario cómplice con quien lo une sus pulsiones sexuales por los infantes. Lo más inquietante del filme, no es en sí el suspenso policiaco como ocurre en los filmes de Hollywood, sino la manera en que varios personajes están unidos y marcados por el trauma de la pérdida: duelos con todo lo que han reprimido durante años. La soledad, la desesperación, la culpa y el desconcierto. Los personajes se enfrentan con un crimen que no tiene sentido aparente y lo peor es que, como sucede en la vida real, el verdadero asesino queda impune después de destrozar varias vidas, varias parejas y varias familias…

 

RAFAEL AVIÑA

Centro Histórico de la ciudad de México

13 octubre 2023

 

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