AMNESIA (Memento, Estados Unidos, 2000)

Dirección. Christopher Nolan/ Guión. Jonathan Nolan y Christopher Nolan, sobre un relato del primero titulado Memento mori/ Fotografía en color. Wally Pfister/ Música: David Julyan/ Edición: Dody Dorn/ Dirección de arte: Danielle Berman/ Diseño de Producción. Patti Podesta/ Vestuario. Cindy Evans/ Producción. Jennifer Todd, Suzanne Todd, Elaine Dysinger/ Con: uy Pearce (Leonard Shelby), Carrie-Anne Moss (Natalie), Joe Pantoliano (Teddy), Mark Boone Junior (Burt), Russ Fega (camarero), Stephen Tobolowsky (Sammy), Harriet Samson Harris (sra. Jankis), Larry Holden (Jimmy Grantz)/ Duración. 113 mins.

SINOPSIS

La memoria de Leonard Shelby, un investigador de una agencia de seguros, está irreversiblemente dañada debido a un golpe sufrido en la cabeza, cuando intentaba evitar el asesinato de su mujer: éste es el último hecho que recuerda del pasado. La memoria reciente la ha perdido: los hechos cotidianos desaparecen de su mente en unos minutos. Así pues, para investigar y vengar el asesinato de su esposa tiene que recurrir a la ayuda de una cámara de fotos instantánea y a las notas tatuadas en su cuerpo. Leonard es incapaz de almacenar nuevos recuerdos, sin embargo, posee memoria sensorial y recuerda cómo realizar las acciones cotidianas. Para «recordar» los sucesos de su vida crea ese sistema utilizando fotografías instantáneas para tener un registro de la gente con la cual se relaciona, dónde se hospeda y otros elementos básicos para el desarrollo de su vida. Además de las fotografías, toma notas y se tatúa pistas del asesino de su esposa, a veces demasiado ambiguas. Leonard busca vengarse del hombre que violó y asesinó a su mujer, y que le provocó su enfermedad, a la vez que se siente culpable por no haber creído en Sammy, otro personaje que sufrió su mismo problema.

 

 

Amnesia obtuvo 2 nominaciones al Oscar: Mejor guión original y mejor montaje. Fue nominada al Globo de Oro en la categoría de Mejor guión. Festival de Sundance: Mejor guión. Festival de Toronto: 2 premios: Mejor película y mejor guión. Asociación de Críticos de Los Ángeles: Mejor guión. American Film Institute (AFI): Top 10 – Mejores películas del año. Asociación de Críticos de Chicago: Mejor guión. Premios Independent Spirit: 5 premios inc. Mejor película y Mejor director. Sindicato de Directores (DGA): Nominada a Mejor director

 

“Tengo que creer en un mundo fuera de mi propia mente. Tengo que creer que mis acciones todavía tienen significando, aun cuando yo no puedo recordarlas. Tengo que creer que cuando mis ojos están cerrados, el mundo todavía continúa allí.” -Leonard Shelby en Amnesia-

Christopher Jonathan James Nolan nació en 1970 en la ciudad de Londres. Desde pequeño mostró su interés por el cine, rodando películas caseras desde los siete años con la cámara Súper 8 de su padre, con quien fue a ver en el mismo año el estreno de Star Wars y 2001: Una Odisea en el Espacio, dos películas cuyas diferencias y similitudes marcarían la futura carrera de Nolan, siempre balanceándose en el complicado equilibrio entre el cine de autor y el blockbuster. Estudió literatura inglesa en la prestigiosa University College de Londres, a la que eligió por sus avanzados equipos cinematográficos y donde conoció a la que sería su mujer y productora, Emma Thomas. En sus años de estudiante Nolan dirigió varios cortos, entre ellos Tarantella (1989), Larceny (1995) y Doodlebug (1997), sobre un hombre que persigue a un insecto por una habitación sólo para darse cuenta de que es una versión diminuta de sí mismo.

Sería en 1998 cuando Nolan se lanzaría a dirigir su primer largometraje, Following. Con un presupuesto de seis mil dólares, rodado en blanco y negro con ayuda de amigos y actores que ya habían trabajado con Nolan en sus cortometrajes, Following es un thriller sobre un escritor en ciernes que se dedica a seguir a personas al azar y que se ve envuelto en una trama criminal al más puro estilo de Alfred Hitchcock y ese homenaje a la femme fatale clásica en forma de cartel de Marilyn Monroe (la actriz de Following, Lucy Russell, es un calco de Norma Jean). No faltan en la cinta detalles que Nolan repetirá en sus futuros trabajos, como la narración temporal desordenada, los giros de guion y el estudio psicológico de sus personajes. También como anécdota, el personaje del ladrón en la película se llama Cobb, igual que el personaje de Leonardo DiCaprio (también ladrón, a su manera) en Inception. En cualquier caso Following comenzó a ser exhibida por los circuitos cinematográficos, dándole a Nolan una perspectiva más global de su trabajo y sintiendo, al presentar su obra ante una audiencia de cientos de personas, la responsabilidad para con el público que comenzaría a ser una constante en su manera de entender el cine.

 

Relaciones torcidas, todo tipo de secreciones y lóbregos relatos que exudaban fatalidad y desesperanza, fueron algunos de los elementos de una corriente estilística que marcó al cine mundial y que aún ahora, a casi ocho décadas, se mantiene vigente arrojando más luz a ese lado oscuro de personajes sin salida del llamado cine negro. Sus historias que describían universos urbanos tendientes al crimen, la corrupción y la violencia con reminiscencias expresionistas y escenarios claustrofóbicos como alegoría de sus situaciones argumentales en la que sobresalía la figura del antihéroe noir. Y personajes derrotados moralmente, duros, cínicos y prácticamente misóginos. Todo ello, en medio de un complejo uso del orden cronológico para crear ansiedad a través de una narración dramáticamente romántica que recurría constantemente a la voz en off y al flashback.

Amnesia rechazada por todos los Estudios de cine y rodada en tan sólo 25 días, resulta una fascinante y posmoderna continuación de todos los preceptos del mejor y el más intrigante cine negro, tal y como lo fuera en su momento Taxi Driver o Blade Runner; ejemplos de cinema noir contemporáneo más allá del simple alarde estilístico. De entrada, el filme de Nolan propone un enigma narrativo, un relato que se construye y reconstruye una y otra vez y cuya clave se localiza al inicio, en esa extraña imagen del protagonista en la que parece regresar el tiempo retrocediendo las imágenes tal y como sucede en otro filme de crueldad insólita, Juegos divertidos (1997) del austríaco Michael Haneke.

El australiano Guy Pearce (Las aventuras de Priscilla Los Ángeles al desnudo), una de las personalidades más atrayentes del nuevo Hollywood de ese momento, encarna a Leonard Shelby, un hombre que intenta recuperar un pasado doloroso a través de la venganza y cuyos recuerdos inmediatos sólo puede rememorar con la ayuda de tatuajes en el cuerpo, breves escritos y fotografías con anotaciones, debido a una pérdida de memoria a corto plazo provocada por un golpe en la cabeza propinado por uno de los atacantes de su esposa, violada y asesinada. Es el retrato de un hombre con un pasado fracturado y sin recuerdos inmediatos, cuya memoria está armada por débiles instantáneas de vida como las fotografías polaroid que le sirven de apoyo.

En ese sentido, el título original: Memento, del latín: acuérdate, funciona como premisa de un relato complejo e inquietante que hace partícipe al espectador de un absurdo aparente, un intrincado juguete narrativo e interactivo que hace recordar al menos un par de obras igualmente poderosas e hipnóticas. Por un lado, la demencial historia del detective Johnny Favorite que bajo contrato con un tal Lucipher, termina buscando su alma perdida en Corazón satánico (1987) de Alan Parker y el delirante, sombrío y fantasmal relato de un policía enamorado retorcidamente del sexo y el dinero y que intenta retroceder el pasado en La sangre de Romeo (1993) de Peter Medak.

Bajo su vistoso barniz estilístico, su peculiar mezcla de texturas visuales (grano reventado, fotografía a color y virada al blanco y negro), su montaje demencial que simula un juego de espejos para contar un recuerdo trucado una y cien veces en retrospectiva, la cinta de Nolan propone a su vez una reflexión sobre el propio cine y su engañosa técnica para armar y desarmar un relato a través de imágenes y un punto de vista narrativo.

En 12 monos (1995) de Terry Gilliam, por ejemplo, inspirada en otro fascinante experimento narrativo como La Jetée (1962) de Chris Marker, un hombre soñaba con un niño que presenciaba un asesinato en un aeropuerto, mientras una mujer rubia corría hacia éste: ¿Se trataba de un recuerdo infantil, la testificación de su propia muerte en el pasado, o tan sólo una extraña historia que sucedía en el interior de su cabeza rapada?

Si en El ocaso de una vida (1950) de Billy Wilder, la historia era contada por un muerto, Shelby, el protagonista de Amnesia, resulta un muerto en vida que termina siendo víctima de sus confusos recuerdos y de la falsa imagen que se ha creado de sí mismo para dar sentido a su vida, según esta mezcla de thriller negrísimo y enrarecido drama sicológico de corte pulp con un sardónico juego argumental. Un relato dramático, que saquea de manera visceral e inteligente varias de las convenciones e imágenes del más irónico y terrible cine negro cuya narración consiguen crear caos, ansiedad y sobre todo, la sensación de un tiempo perdido e irrecuperable.

 

RAFAEL AVIÑA

Prado Coapa. 13 de noviembre de 2017

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